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¿Por qué nos reímos cuando nos hacen cosquillas? 




                                                           


De acuerdo a estudios realizados por científicos de la Universidad de Tubinga la risa histérica que provocan las cosquillas es en realidad un mecanismo de defensa.
Este tipo de risa indica sumisión, un reconocimiento de derrota. Según los científicos cuando recibes cosquillas se activa la parte del cerebro que se anticipa el dolor – por lo que es posible atacar accidentalmente a alguien que está tratando de hacerte cosquillas.
Tanto cosquillas y risa activa la parte del cerebro llamada el opérculo rolándica que controlan los movimientos faciales y reacciones vocales y emocionales. Sin embargo, a diferencia de la risa por algo divertido, las cosquillas también activan el hipotálamo que controla la temperatura corporal, el hambre, el cansancio, el comportamiento sexual y las reacciones instintivas a situaciones como la lucha o huida.
De hecho, los descubrimientos científicos arrojan luz sobre por qué algunas personas incluso comienzan a reír con la amenaza de las cosquillas. “Cuando haces cosquillas a alguien, en realidadestimulas las fibras nerviosas amielínicas que causan dolor,” dijo el Dr. Alan Hirsch, fundador Smell & Taste Treatment and Research Foundation en Chicago
Esto también explica por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos, pues nuestro cerebro es consciente de que no hay necesidad de producir una respuesta a la acción.


¿Sabías que los seres humanos transmitimos químicamente nuestras emociones?


 




Según un estudio, los seres humanos transmitimos químicamente nuestras emociones y el olfato ocupa un rol central a la hora de demostrar lo que sentimos. De Pinocho al siglo XXI, la nariz en primer plano.
El olfato es uno de los sentidos que menos utilizamos. O, por lo menos, uno de los que menos creemos que utilizamos. De las feromonas a la hora de enamorar a los mitos y leyendas urbanas que sostienen que el terror “se huele”, bastante se ha dicho sobre el rol de la nariz en nuestra vida pero poco se sabía ciertamente. Hasta ahora.
Un estudio realizado por la universidad holandesa de Utrecht, que fue publicado en el journal Psychological Science, confirma que transmitimos nuestras emociones a través de procesos químicos. Este descubrimiento es sumamente importante ya que corre del primer puesto al lenguaje y a los gestos como únicos comunicadores de lo que sentimos.
Entonces, la pregunta es inevitable: ¿se puede oler el miedo? ¿Y el amor? La respuesta es “sí”, existen señales químicas que hacen que nos sincronicemos emocionalmente sin ser conscientesde ello y más allá del perfume que usemos.
¿Cómo se realizó el estudio?
El investigador Gün Semin –junto a un grupo de colegas- recolectó sudor generado por dos conjuntos de hombres: unos estaban viendo una película de terror y otros un film que les provocaba asco y desagrado. Como condición, los días previos los participantes no tenían permitido fumar, ni practicar ejercicio físico excesivo ni consumir alimentos olorosos o alcohol. Además, sólo pudieron emplear productos de higiene personal sin fragancia.
Una vez tomadas las muestras, se expuso a un grupo de mujeres al sudor recogido mientras que se registraban sus expresiones faciales y sus movimientos oculares.
De acuerdo a lo que habían pronosticado los científicos, las que estuvieron expuestas a la “transpiración de miedo” adoptaron expresiones características del temor y abrieron exageradamente los ojos y las fosas nasales.  Por otro lado, las mujeres que olieron la “transpiración del asco” mostraron gestos de desagrado, bajaron sus cejas, fruncieron el ceño y arrugaron la nariz. Lo más interesante de este resultado es que ninguna de las mujeres participantes sabía de esos efectos ni lo podía relacionar con el olor percibido.


 
¿Sabías que tu olor puede revelar si padeces alguna enfermedad?

Suena curioso, pero el olor de nuestro aliento, sudor u orina puede revelar si sufrimos alguna enfermedad. Así que dime a que hueles y te diré que padeces.

aliento-enfermedad

La diabetes por ejemplo produce un aliento parecido al quitaesmalte. Aunque si huele más a pescado crudo podrías tener insuficiencia hepática. ¿Qué otras enfermedades se pueden detectar?

En la orina

Una infección de la vejiga: olor a amoníaco.
Sudor

Rubéola: plumas recién arrancadas.
Esquizofrenia: huele a vinagre.
Tifoidea: pan recién horneado.
Fiebre amarilla: carnicería.
La escrófula (una infección de los ganglios linfáticos): cerveza rancia
Según informa Daily Mail, los investigadores también han descubierto que las máquinas pueden “oler” el cáncer de mama y que son tan eficaces como una mamografía.

Claro este último no es tan perceptible para el olfato humano. El Dr. George Preti, en el Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, ahora está colaborando con el Centro de Trabajo Penn Vet Dog en un intento de enseñar a los perros para olfatear el cáncer de ovario.

¿Qué piensas de esto?



¿Por qué estamos de mal humor cuando tenemos hambre?


 
Tener hambre causa que bajen los niveles de serotonina, causando un torbellino de emociones incontrolables, tales como la ansiedad, el estrés, la ira y la tristeza.
 
Nuestro organismo es sabio y sabe en cada momento qué es lo que necesita para seguir en condiciones óptimas. Si tenemos frio se contraen y relajan, rápida y repetidamente, algunos de nuestros músculos para producirnos tiritera y así poder mantener nuestros órganos internos a una temperatura óptima. Pues cuando tenemos hambre pasa algo parecido… nuestro cuerpo se pone en marcha para autoalimentarse.
 
Esto hace que vaya echando mano de las reservas energéticas que tenemos (glucógeno), pudiendo provocar que el nivel de glucosa en nuestra sangre descienda y ello nos provoque el típico enfado y mal humor tan común en muchas personas cuando tienen hambre.
 
Quienes más lo padecen son los niños, cuyas reservas son menores y necesitan ingerir alimentos en periodos más cortos de tiempo, llegando a ponerse insoportables y/o con un buen berrinche.
 
Pero hay otro elemento que puede provocar que nos enojemos con más facilidad cuando tenemos hambre y éste es la serotonina. Cuando sus niveles son bajos es uno de los causantes de nuestra irritación. La serotonina es una hormona encargada de controlar nuestros diferentes estados, como la ira, ansiedad, apetito, excitación, sueño, angustia, etc…
 
También debemos tener en cuenta que el ayuno prolongado y posterior descenso de glucosa en sangre (hipoglucemia) puede venir acompañado de algún mareo y malestar; algo que comúnmente muchas personas describen como “un bajón de azúcar”, el cual suele pasarse tras tomar algún alimento o bebida dulce.
 

 
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